dijous, d’agost 30, 2007

"A las cosas por su nombre"

Aquestos darrers díes estem cansats de llegir, escoltar i vore per qualsevol lloc homenatges, minuts de silencis, per la mort del jugador sevillà Puerta. Avui mentre estava dinant, he començat a vore que a tot el mòn estava guardant-se algun minut de silenci per la seva mort. Fins aquí hem pareix perfecte, i si jo fòs esportista tambè estaria afectat perquè hem podria passar a mi tambè. Pareix que aquella internacional que varen dissenyar temps passats per a la solidaritat entre obrers al món del futbol està funcionant.

No obstant, m'agradaria fer una pregunta, o xicoteta reflexió. Què passa amb l'internacionalisme obrer? Què la vida d'un futbolista val més que la d'un obrer qualsevol ? Avui mateix a la ràdio estaven dient que s'havia mort un obrer rumà arreglant un ascensor, és a dir, un accident laboral que tots els obrers d'arreu del mòn estàn exposos qualsevol dia. Aleshores, on està la solidaritat obrera? Per què en tots els llocs de treball no s'atura la feina un moment i es guarden minuts de silenci, es fan homenatges o qualsevol altra cosa? En cap moment vull negar que Puerta es mereix tot el que se li està fent, sols vull mostrar la meva incredulitat en un el mòn on vivim, on el fútbol i els que viuen en ell són considerats com autèntics deus i la resta, els obrers, sóm formigues que treballen dia a dia per anar a vore-l's cada cap de setamana.

En fi, no sé ben be com acabar ni com expressar tot el que hem ve pel cap... Per concloure, ara que pense, m'agradaria acabar amb una canço d'Habeas Corpus, la qual tracta el mateix tema però amb el terrorisme de per mig.

Hace unos días caía muerto un policía. Tres iban a ser los disparos que acabaron con su vida. Hace unos días mataron a un policía. Ejemplar trabajador, esposo y padre de familia. Al día siguiente nadie hablaba de otra cosa , al día siguiente no existía otra noticia. Al día siguiente asistimos a su entierro y lloramos. Cuando dijeron llorad, obedientes, lloramos. Dolidos por la pérdida de ese gran hombre, hicimos nuestro el dolor de aquella familia. Calificamos de inútil aquella última muerte. Exigimos y rogamos, suplicamos que así fuese. Sentimos nuestro cada pésame enviado. Con él, dijeron, nos han matado a todos. Guardamos luto y un minuto de silencio junto a las Autoridades de cualquier color y signo. Fuimos testigos de todo ese gran teatro. De los comunicados de condena y de repulsa. De las banderas que hondeaban a media asta, de esa inmensa mayoría, de sus gritos, del ya basta. Basta. Asistimos a todas las concentraciones. Fuimos a las mil y una manifestaciones. Vestimos lazos de todos los colores. Sus palabras permitieron que no dijésemos nada. Aquellos días vestimos de tolerancia. Cerramos filas en torno a la Democracia. Ciudadanos bien, ciudadanos de bien acusan de no se qué, acusando a no se quien.

El mismo día hubo una muerte sin noticia, una de tantas que no se rentabilizan. Una de tantas en las que es algún obrero el que al igual que al vacío cae también en el olvido. ¿Qué valor tiene la muerte de un desgraciado? El mismo valor que tuvo su nacimiento. ¿Dónde están sus viudas?, ¿Dónde? ¿Dónde están sus hijos?,¿Dónde las condolencias? ¿Dónde tanto y tanto grito? Fuimos testigos de todo ese gran teatro. De los comunicados de condena y de repulsa. De las banderas que hondeaban a media asta. De esa inmensa mayoría, de sus gritos, del ya basta. Basta ya. Basta ya. Ni sus manos son tan blancas. Ni son blancas sus palomas. Ni es tan blanca su bandera. Ni tampoco sus entrañas. Su cal si que es blanca. Fuimos testigos de todo ese gran teatro. De los comunicados de condena y de repulsa. De las banderas que hondeaban a media asta. De esa inmensa mayoría. De sus gritos, del ya basta. Basta.